Poesía e Internet y las dudas
"Intentar no seguir hablando el lenguaje
del poder, aun a costa de que se nos desgarre
la boca en el empeño"
Jorge Riechmann
"y hablar entonces con fragmentos,
hablar con pedazos de palabras,
ya que de poco o nada ha servido
hablar con las palabras enteras"
Roberto Juarroz
Llevo unos días trasteando con estas citas, pasándolas de una mano a otra, observándolas como quien mira dos trozos de mineral, tan parecidos como disímiles. Creo que las dos nos hablan de lo mismo, de un factor clave para entender, desde mi punto de vista, qué se juega hoy en el terreno de la poesía: la desconfianza ante la misma herramienta y ser del poema: el lenguaje. Un lenguaje que se sigue usando para justificar la barbarie y adornar el crimen.
Y, por otro lado, llevo también un tiempo dándole vueltas a las relaciones entre poesía e Internet como “espacio nuevo” o “espacio distinto” para la poesía, en particular desde que anduve sumergido en los enlaces que proponía
Jose Luis Orihuela en la entrada de su
bitácora "Narrativas y metanarrativas en el mundo digital”. En dicha entrada Orihuela nos ofrece todo un mundo de referencias y de acceso a los trabajos de diferentes creadores digitales alrededor del concepto de narración y de las nuevas formas de organización del texto que pueden plantearse en Internet o en el mundo de los videojuegos. También debo hacer referencia a los experimentos de
J.A.Millángracias a quien descubrí experimentos tan interesantes como el
generador de fractales y sonetos.
Pienso que Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación son un espacio idóneo para la difusión y la escritura poéticas. Ya lo dejé comentado en esta
entrada hace algún tiempo. Las características del lenguaje poético: concisión, concentración expresiva, referencialidad, etc., le hacen especialmente adaptable a los nuevos medios. Las posibilidades que ofrece una acción tan simple pero tan en el corazón de la Red como los
hiperenlaces, o la interactividad entre imagen, símbolos, y texto poético están siendo exploradas por una nueva promoción de poetas, siguiendo, por otra parte, la estela de la poesía visual, sonora o experimental que cuenta con una tradición casi centenaria en la poesía en Occidente.
Poesía y ciencia, o poesía y tecnología si lo prefieren, se encuentran en Internet en una cuestión de espacios (la propia Red) y en una cuestión de herramientas (los programas informáticos que nos permiten jugar con texto, imágenes, símbolos, sonidos...). de ahí debería surgir, no sé, sinceramente, si está surgiendo, un nuevo lenguaje para la poesía del siglo que acabamos de empezar, una poesía para la sociedad red, para las personas que viven, disfrutan y sufren este mundo en cambio acelerado.
Y aquí enlazo con las dos citas con que abro este texto, con la necesidad de buscar un lenguaje que no sea el lenguaje del poder, que nos permita enfrentar el lenguaje propietario que el poder (gobiernos, coporaciones, sectas religiosas de diferente tamaño...) emplea y con el que trata de empaparnos, ese lenguaje que esconde, oculta, justifica y trampea. Y puede ser que el resultado (o los resultados, mejor) de esa búsqueda no de/n lugar a una expresión poética coherente “de palabras enteras”, sino a un discurso fragmentario, fracturado, adaptado, de alguna manera, a la realidad multidimensional en que nos movemos.Un lenguaje que reclamará un esfuerzo a emisor y receptor, copartícipes del poema, no hay que olvidarlo. En este sentido conviene que no nos perdamos en la fascinación de la herramienta o del nuevo espacio y olvidemos qué queremos expresar, o qué debemos mostrar en nuestros poemas, esa inevitable opción política a que se enfrenta el poeta siempre aunque trate inutilmente de huir de ella (huir es una manera de optar indudable).
Hace un tiempo
Juan Gelman dijo que
“no conozco, en todo caso, a ningún poeta que viva triunfalmente este fin de siglo, que le parezca bello o hermoso, ni mucho menos. Hablo de los sentimientos y obsesiones que este fin de siglo produce y veo escepticismo, oscuridad, dolor. En algunos casos hay como una especie de recuperación de la basura en los poemas, como símbolo de lo que el mundo está ofreciendo.”, expresando una sensación de desazón, de inquietud profunda que he percibido en muchos poetas en los últimos tiempos, que describen estos años que nos está tocando vivir como “oscuros”, “sangrientos” “desquiciados”... No tengo claro que estos tiempos sean más oscuros o sangrientos que los del telón de acero, la dictadura argentina, y los entrenamientos en las escuelas para saber como actuar en caso de ataque nuclear de los años 50... lo que sí es claro es que son más rápidos. La velocidad del cambio nos desborda, y eso, para los poetas, gente asentada en una tradición aunque sea para enfrentarse a ella, produce una inquietud radical, un no saber qué decir, optando en muchos casos por decir nada, lo que no es incompatible con escribir toneladas de poemas, por desgracia.
Buscar ese lenguaje de palabras rotas, pero ajenas al discurso y a la lógica del poder creo que es la tarea a afrontar por quienes pensamos en una poesía útil. Util para la emoción y la reflexión, tan necesarias en estos momentos, y creo que las nuevas herramientas, y el nuevo medio que es Internet puede ser un espacio propicio para esa búsqueda, pero sin dejarnos encandilar con el nuevo juguetito olvidándonos de que, al final, poesía consiste en afrontar el silencio, construir objetos de arte verbal que vayan más allá de sí mismos, y, para eso, no hacen falta máquinas... Si me permiten, les sugiero una lectura que avanza, abre terrenos en ese sentido:
La marcha de los 150.000.000 de
Enrique Falcón. En esta obra se encuentran, se cruzan, se chocan, los versos, los datos, las imágenes visionarias y las documentales, la hipertextualidad (todo poema es, o debe ser,de algún modo, un hipertexto que nos remite a lecturas y presencias más allá de las palabras y los espacios en blanco –tan determinantes- del poema) empleada para dejarnos ver lo que es, lo que sucede...lo que oculta el lenguaje propietario, y todo ello sin más tecnología que la cabeza del poeta. Este año se publicarán en formato libro la
tercera y
cuarta parte de “La marcha...” Yo espero que no pasen desapercibidas.
Y a todas estas me entero por
Ciberpunk.net (suscríbanse al
boletín, les irá bien...) que se celebra hoy en Madrid un encuentro sobre
poesía y nuevas tecnologías. Ya me gustará saber qué se cuenta, qué se cuece ahí...
Aquí unas cuantas muestras de poesía visual u experimental:
Antonio Orihuela
Ferrán Fernández
Vórtice Argentina
Sofía González Calvo
Miriam Reyes