Cotono poesía
Llevo un tiempo dándole vueltas a este asunto, matraquillando, atento a las señales, como entrar en una guagua en Cádiz y encontrarme un cartel con un fragmento de las “Coplas por la muerte de su padre” de Jorge Manrique, o un soneto de Quevedo. Este verano lo vi. Se trata de una campaña llamada “poesía en trayecto” , y tanto en las paradas como dentro de las guaguas puedes ir leyendo poemas de clásicos españoles. Un trayecto da para un poema. Incluso para dos.
O, no sé si sabes, si marcas el “7,7,nosé que”, puedes enviarle un bonito poema a tu novia/o, que se caerá de culo de ver lo sensible y guay que eres... Marca “cotono poesía”, y ya está...Esto es una tontería... ¿o no?
La poesía mientras, languidece en los estantes más ocultos de las librerías. Está fuera del mercado, más allá de la puntual animación que producen los premios. Hay muchos premios de poesía. Cada municipio español tiene uno, porque como actividad cultural suelen salir muy baratos, y visten. Pero al ciudadano medio, pelado, la ubicación de los libros de poemas, o el resultado del último premio Ciudad de Almogrote, cuya edición se comerán los bichos que habitan los oscuros almacenes institucionales, es algo que está muy lejos, lejísimos de cualquiera de sus intereses reales. Esta persona del común, bombardeada por prosaicos estímulos continuamente, solo encontrará la poesía si ésta le sale al encuentro.
Y tengo para mí que las nuevas tecnologías pueden venir en ayuda de la difusión de la poesía –y de los tratados de veterinaria también, claro- pero creo que la poesía, por su condición de objeto verbal condensado, de concentración expresiva en su grado máximo, se aviene muy bien a las características de los nuevos medios.
Uno puede leerse la última novela de los Wu Ming en la red: Ellos la cuelgan en su web, pero, ¿quién es capaz de leerse quinientas páginas a golpe de pantalla? Puedes imprimírtela completa, o a trozos, pero, no sé... Inclusive hay colectivos que están impulsando la publicación de novelas por entregas para ser leídas en los nuevos teléfonos móviles. Pero no creo que sea el medio más adecuado para ello, salvo que estemos hablando de un nuevo tipo de texto, al que, por agarrarse a alguna convención, se ha decidido llamar novela.
Un ensayo, o una novela difícilmente pueden dar para un buen graffiti, pero ¿y un poema?
Creo que los nuevos autores deberíamos estar atentos a estos procesos, porque pueden abrirnos puertas inimaginables: la web Poesia.com, por ejemplo, te ofrece el “poema del día”, y si te suscribes , lo recibes por e-mail.
¿Porqué no en el móvil? O el nuevo uso de viejos espacios, como las paredes, o los bares... La blogosfera, el último estampido en la Red, se está llenando de poetas y poemas...
Tecnología y poesía dándose la mano ¿quién lo iba a decir?
Llevo un tiempo dándole vueltas a este asunto, matraquillando, atento a las señales, como entrar en una guagua en Cádiz y encontrarme un cartel con un fragmento de las “Coplas por la muerte de su padre” de Jorge Manrique, o un soneto de Quevedo. Este verano lo vi. Se trata de una campaña llamada “poesía en trayecto” , y tanto en las paradas como dentro de las guaguas puedes ir leyendo poemas de clásicos españoles. Un trayecto da para un poema. Incluso para dos.
O, no sé si sabes, si marcas el “7,7,nosé que”, puedes enviarle un bonito poema a tu novia/o, que se caerá de culo de ver lo sensible y guay que eres... Marca “cotono poesía”, y ya está...Esto es una tontería... ¿o no?
La poesía mientras, languidece en los estantes más ocultos de las librerías. Está fuera del mercado, más allá de la puntual animación que producen los premios. Hay muchos premios de poesía. Cada municipio español tiene uno, porque como actividad cultural suelen salir muy baratos, y visten. Pero al ciudadano medio, pelado, la ubicación de los libros de poemas, o el resultado del último premio Ciudad de Almogrote, cuya edición se comerán los bichos que habitan los oscuros almacenes institucionales, es algo que está muy lejos, lejísimos de cualquiera de sus intereses reales. Esta persona del común, bombardeada por prosaicos estímulos continuamente, solo encontrará la poesía si ésta le sale al encuentro.
Y tengo para mí que las nuevas tecnologías pueden venir en ayuda de la difusión de la poesía –y de los tratados de veterinaria también, claro- pero creo que la poesía, por su condición de objeto verbal condensado, de concentración expresiva en su grado máximo, se aviene muy bien a las características de los nuevos medios.
Uno puede leerse la última novela de los Wu Ming en la red: Ellos la cuelgan en su web, pero, ¿quién es capaz de leerse quinientas páginas a golpe de pantalla? Puedes imprimírtela completa, o a trozos, pero, no sé... Inclusive hay colectivos que están impulsando la publicación de novelas por entregas para ser leídas en los nuevos teléfonos móviles. Pero no creo que sea el medio más adecuado para ello, salvo que estemos hablando de un nuevo tipo de texto, al que, por agarrarse a alguna convención, se ha decidido llamar novela.
Un ensayo, o una novela difícilmente pueden dar para un buen graffiti, pero ¿y un poema?
Creo que los nuevos autores deberíamos estar atentos a estos procesos, porque pueden abrirnos puertas inimaginables: la web Poesia.com, por ejemplo, te ofrece el “poema del día”, y si te suscribes , lo recibes por e-mail.
¿Porqué no en el móvil? O el nuevo uso de viejos espacios, como las paredes, o los bares... La blogosfera, el último estampido en la Red, se está llenando de poetas y poemas...
Tecnología y poesía dándose la mano ¿quién lo iba a decir?
8 Comments:
En Madrid, llevan tiempo publicándolas en las paredes de los vagones. Textos de poesías diversas, de autores conocidos; o de prosa, o de teatro, y hasta de cuentos infantiles... La verdad, más de uno iríamos cambiándonos de vagón en vagón para leerlos todos, siempre y cuando no estén a tope de gente -lo que suele suceder cuanto más temprano te levantes, o a la hora de las comidas, siempre una hora menos en las islas canarias..., jajaja-.
Otra modalidad interesante, es la de dejar repartidos diferentes libros por distintos lugares de la ciudad; libros que tienen alguna señal o algún email para que quien los haya cogido y leído, remita a alguna dirección electrónica y lo haga saber..., pero no sé si esto ha funcionado realmente en esta ciudad o en cualquier otra de la Península e islas: no creo que aún se esté preparado para ello, digo.
By Kostas K., at 2:33 p. m.
Hola Ike & Julio... En España parece que sí, que hay más poetas que abogados, o restaurantes chinos, que ya es decir...pero hay muy poca poesía en la calle. Me fijaré en el metro cuando vaya por Madrid. La iniciativa de dejar un libro por ahí suelto ya la había oído. No sé, preferiría dejarlo en las bibliotecas, sobre todo si hay bibliotecarios/as imaginativos, que los hay, y que son moteres de cultura en su territorio... quizás las bibliotecas, los talleres de lectura que montan son otro espacio alternativo al que llegar con ideas nuevas... Los muchachos de "La palabra itinernante" podrían contarnos muchas cosas en este sentido...
By Daniel, at 9:23 p. m.
Daniel, el tema merece un pequeño epigrama:
Todo es agua, esponja y fuego, alrededor. Al censor corresponde darle lengua al imperio. Está establecido en el cursus honorum. En las colonias, las editoriales no habrán de publicar poesía. Ambicionamos chismes rojos y amarillos, y cambiamos la tinta por la televisión. La vida es licenciosa; las pantallas, honestas.
Saludos. GM
By ::: mugidor :::, at 1:51 a. m.
Es muy interesante el tema que se plantea, amigos. Y estaría bien seguir dandole vueltas porque seguro que acabaremos haciendo autocrítica, que es como mejor puede acabar una discusión.
De todas formas no puedo evitar matizar que eso del "politono-poesía", o como se diga, no tiene nada que ver con la poesía de verdad. La que nos congrega y nos revuelve los adentros. Así que, cuidado, trampa a la vista.
Incluso a veces me parece que un soneto de Quevedo en el metro o en el bus tampoco llegan a ser realmente algo útil o vivo, a lo sumo un adorno, la fotografía de un fósil (no por el poema, sino por el formato). Es decir, una sospechosa forma de falsificación y desactivación.
Poner a Stravinski en el hilo musical de un ascensor o en la sala de espera de un bufete de abogados es una eficiente forma de "desarmar" (de "arma") el sentido de la música de Stravinski.
Me huelo que nunca, hermanos, veremos un poema de Majakowski en una postal de felicitación de cumpleanos.
By garcía argüez, at 1:14 p. m.
Miguel Angel pone el dedo en varias llagas muy interesantes. El tema de cómo se desactiva un mensaje o una obra creativa por el sistema, por ejemplo. Ahí no sé que puede hacerse, toda vez que el sistema actual, si por algo se caracteriza es por su capacidad de tragar lo que le eches para regurgitarlo convertido en producto de venta al público. La publicidad, en ese sentidso es el ejemplo más claro, y tal vez sea el verdadero arte para masas del siglo XXI y su dinámica es esa: traga y expulsa convertido en mercancía lo que sea. Lo único que se me ocurre es que es tratar de aprovechar los nuevos espacios, e incluso "sus" espacios en la medida de lo posible, y sabiendo que nay trampas a la vista, y trampas que no vemos, también. No veo un poema de Maiakovski enmarcado en el metro, pero sí me lo imagino espetado en un grafitti... En todo caso, cuidado, las tarjetas de felicitación aceptan cualquier cosa, y el Corte Inglés vende camisetas con el retrato del Ché. ¿como movernos? ¿qué espacios ocupar aunque sea para después desocuparlos? ¿como aprovechar las redes telemáticas y las sociales? Hay hay debate, tela de debate... (by the way: Miguel Angel, ¿Te llegó el libro?).
By Daniel, at 9:19 a. m.
Cierto que hay debate, hermano. Y llevas más razón que un santo cuando dices que hay que reflexionar sobre cómo ocupar lugares aunque sea para luego, una vez alcanzado el blanco, desocuparlos inmediatamente como alma que lleva el diablo. Sabes bien que en L.P.I. tenemos una especial predilección por lo que llamamos "Las grietas del castillo", es decir, los fallos (y las fallas) del sistema por donde uno, con un poco de suerte y otro poco de puntería, puede a veces colar algunas bocanadas de verdad, de amor y de utilidad. Pero eso no significa que haya que lanzarse con euforia a tan peligrosas empresas. El sistema, el mercado, el capital o como demonios se llame, como bien dices, tiene una capacidad delirantemente asombrosa para acabar falsificando (o sea, neutralizando) todo lo que toca (incluido Majakowski, el Che o lo que sea). Aun así, el debate sigue abierto.
Y, ciertamente, he recibido el libro. No te he dado acuse de recibo porque (como sabrás si has echado una ojeada últimamente al cambiodeagujas y has vistolo mal que lo he llevado con las "eñes")he estado de viaje y no sabia que estaba en casa. Acabo de llegar (es lo primero que escribo desde la familiaridad de mi casa) y aqui estaban tus "cuatro propuestas críticas", por cuyo envío te envío desde aquí un caluroso beso de agradecimiento y a cuya lectura le hincaré el diente esta misma noche junto a la luz de la mesita de noche.
Salud y resistencia.
By garcía argüez, at 10:39 p. m.
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By Roberto Iza Valdés, at 8:21 p. m.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
By Roberto Iza Valdés, at 8:56 p. m.
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