De resultas de una navegación poética
Buscando información sobre poesía norteamericana, di con una web que se reveló pronto como una fuente casi inagotable de sorpresas, la Modern American Poetry www.english.uiuc.edu/maps/poets. Aparte de información, ensayos y obra de los poetas americanos clásicos del siglo XX, Eliot, Pound, Corso, Ferliguetti, Ginsberg, etc... se encuantran llamativas sorpresas, como una selección bastante amplia de poetas chicanos: Jayne Cortez, Jimmy Santiago Baca, etc...
Pero la perla de la búsqueda fue una colección de haikus surgidos de un libro titulado “May there is always tomorrow”, una antología de haikus estilo kaiko escritos en los campos de concentración para americano-japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial.
Además de la belleza de los haikus seleccionados por Violet Kazue de Cristoforo (una de las niñas de los Campos), escritos en unas condiciones radicalmente diferentes a lo que se considera el “entorno haiku” canónico (paisaje japonés, serenidad, paz, etc...), descubre uno una de esas historias oscuras que tras la guerra trató de mantenerse ocultas, como si nunca hubiera ocurrido. Sin embargo, la web está llena de páginas dedicadas a este vergonzoso episodio. Desde el enlace de los haikus pueden visitarse algunas de ellas.
Y trasteando en la web tras más haikus, descubrí otra colección curiosa por diferente y por su energía poética en la Anti awr Haiku Wall:
web.wanadoo.be/awhw/biblio.html
titulada “Haikus desde el refugio antiaereo” de Dragan J. Ristic, compuesta por dieciséis poemas que estoy traduciendo, con base a las traducciones del original serbio existentes en francés e inglés. Ya iré colgando aquí los resultados.
Un haiku no deja de ser una forma poética más “5-7-5”, una cáscara que llenar si se quiere, si bien es cierto que su dimensión reducida fuerza a la captación del momento y a la concreción, también puede conducir a la nadería. Para cerrar esta larga nota, un haiku de uno de los maestros, Masaoka Shiki:
“Las manos repletas de coquinas
qué alegría
llamando al amigo”
o en el original:
“Te mi mitsuru
shiyimi ureshi ya
tomo wo yobu”
Me impresionó encontrarme una descripción de mi infancia gaditana en boca de un poeta japonés de finales del siglo XIX. Bueno, Seguimos otro día.
Buscando información sobre poesía norteamericana, di con una web que se reveló pronto como una fuente casi inagotable de sorpresas, la Modern American Poetry www.english.uiuc.edu/maps/poets. Aparte de información, ensayos y obra de los poetas americanos clásicos del siglo XX, Eliot, Pound, Corso, Ferliguetti, Ginsberg, etc... se encuantran llamativas sorpresas, como una selección bastante amplia de poetas chicanos: Jayne Cortez, Jimmy Santiago Baca, etc...
Pero la perla de la búsqueda fue una colección de haikus surgidos de un libro titulado “May there is always tomorrow”, una antología de haikus estilo kaiko escritos en los campos de concentración para americano-japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial.
Además de la belleza de los haikus seleccionados por Violet Kazue de Cristoforo (una de las niñas de los Campos), escritos en unas condiciones radicalmente diferentes a lo que se considera el “entorno haiku” canónico (paisaje japonés, serenidad, paz, etc...), descubre uno una de esas historias oscuras que tras la guerra trató de mantenerse ocultas, como si nunca hubiera ocurrido. Sin embargo, la web está llena de páginas dedicadas a este vergonzoso episodio. Desde el enlace de los haikus pueden visitarse algunas de ellas.
Y trasteando en la web tras más haikus, descubrí otra colección curiosa por diferente y por su energía poética en la Anti awr Haiku Wall:
web.wanadoo.be/awhw/biblio.html
titulada “Haikus desde el refugio antiaereo” de Dragan J. Ristic, compuesta por dieciséis poemas que estoy traduciendo, con base a las traducciones del original serbio existentes en francés e inglés. Ya iré colgando aquí los resultados.
Un haiku no deja de ser una forma poética más “5-7-5”, una cáscara que llenar si se quiere, si bien es cierto que su dimensión reducida fuerza a la captación del momento y a la concreción, también puede conducir a la nadería. Para cerrar esta larga nota, un haiku de uno de los maestros, Masaoka Shiki:
“Las manos repletas de coquinas
qué alegría
llamando al amigo”
o en el original:
“Te mi mitsuru
shiyimi ureshi ya
tomo wo yobu”
Me impresionó encontrarme una descripción de mi infancia gaditana en boca de un poeta japonés de finales del siglo XIX. Bueno, Seguimos otro día.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home