Un poema de Pedro García Cabrera
CON LA MANO EN LA SANGRE
Nadie se acuerda ya de la Gran Guerra
y aún tienen los ríos su largo brazo en cabestrillo
y los ojos saltados los puentes
y corazones ortopédicos los hombres.
Sólo tú, yo y aquel sueño polar de golondrinas,
con nuestras aguas verdes por la espera,
batimos el recuerdo en tu mármol, en mi frente, en su oído.
Nos venderán de nuevo
aunque prosigan con su rebelión armada los rosales
y la mentira con sus tres dimensiones y un pico con orejas
y el treno de los trenes en el trino de una estación al este de los mares.
Todo se perderá: corales, ruiseñores,
la última comedia que apunte el caracol desde su concha,
los diarios que voceen las ranas al crepúsculo,
tu orfelinato de montañas locas,
tantas y tantas cosas que ignoran los cipreses.
Y de tu voz, hasta de tu voz, que enlaza la seda con los pámpanos,
fabricarán cañones que habrán de bendecir los obispos
para que rompan más eficazmente las venas de los sueños.
Se nos dará una gran razón: que somos hijos de la patria,
sin saber que a ti y a mi y al sueño polar de golondrinas
nos sobra espacio para vivir aun dentro de un beso de paloma.
Pedro García Cabrera (1905-1980), nacido en la Isla de la Gomera, cofundador de las revistas"Cartones" y "Gaceta de Arte", que introdujeron las vanguardias artísticas en el Archipiélago. Preso tras el golpe de estado fascista del 18 de Julio de 1936, es deportado a Villa Cisneros por su militancia socialista, de donde se evade, para ser nuevamente encarcelado y preso en el Sahara y Granada hasta 1945. Autor de una extensa obra poética de gran calidad, se le considera uno de los poetas más inspiradores de las generaciones de escritores canarios posteriores a la Guerra Civil. El poema reseñado pertenece al poemario "Entre la Guerra y tú", escrito en prisión.
CON LA MANO EN LA SANGRE
Nadie se acuerda ya de la Gran Guerra
y aún tienen los ríos su largo brazo en cabestrillo
y los ojos saltados los puentes
y corazones ortopédicos los hombres.
Sólo tú, yo y aquel sueño polar de golondrinas,
con nuestras aguas verdes por la espera,
batimos el recuerdo en tu mármol, en mi frente, en su oído.
Nos venderán de nuevo
aunque prosigan con su rebelión armada los rosales
y la mentira con sus tres dimensiones y un pico con orejas
y el treno de los trenes en el trino de una estación al este de los mares.
Todo se perderá: corales, ruiseñores,
la última comedia que apunte el caracol desde su concha,
los diarios que voceen las ranas al crepúsculo,
tu orfelinato de montañas locas,
tantas y tantas cosas que ignoran los cipreses.
Y de tu voz, hasta de tu voz, que enlaza la seda con los pámpanos,
fabricarán cañones que habrán de bendecir los obispos
para que rompan más eficazmente las venas de los sueños.
Se nos dará una gran razón: que somos hijos de la patria,
sin saber que a ti y a mi y al sueño polar de golondrinas
nos sobra espacio para vivir aun dentro de un beso de paloma.
Pedro García Cabrera (1905-1980), nacido en la Isla de la Gomera, cofundador de las revistas"Cartones" y "Gaceta de Arte", que introdujeron las vanguardias artísticas en el Archipiélago. Preso tras el golpe de estado fascista del 18 de Julio de 1936, es deportado a Villa Cisneros por su militancia socialista, de donde se evade, para ser nuevamente encarcelado y preso en el Sahara y Granada hasta 1945. Autor de una extensa obra poética de gran calidad, se le considera uno de los poetas más inspiradores de las generaciones de escritores canarios posteriores a la Guerra Civil. El poema reseñado pertenece al poemario "Entre la Guerra y tú", escrito en prisión.
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