Islas en la Red

20.6.04

La presentación del balcón

A falta de fotos buenas del balcón de verano que vió la luz ayer (las mías son muy malas y no reflejan lo bonito que quedó) y que prometo colgar en cuanto las tenga, aquí va el texto de la presentación que leí bajo el solajero que caía a las cuatro de la tarde en el barrio de Las Torres.

Las citas que el texto recoge provienen de la magnífica y poco conocida obra Magos, Mahuros, mahoreros o amasikes, del difunto Hermógenes Afonso de la Cruz,conocido en estas islas como Hupalupa. Bien, ahí va:


"Buenas tardes ya,

Aquí estamos, hijas e hijos del sol, pues eso somos: apenas una arenilla contaminada de vida que cayó del espacio, algo de agua, y sol. No hay vida sin sol y eso ya lo sabían nuestros antiguos en toda la costa norte de África, desde Egipto hasta estas islas, y en el arco del Mediterráneo, y lo sabían también los celtas y tantos otros pueblos en otras orillas. Por eso está el mundo lleno de espirales que dicen soy el sol y así es la vida: circular, envolvente. Por eso arden hogueras en la noche: recordando al sol, llamándolo. El sol que es de todos.

Cuenta Marín de Cubas que los antiguos canarios “juraban por Magec que es el sol... a el alma la tenían por inmortal hija de Magec”, y, apenas hace cien años, el Dr. Bethencourt Alfonso dejó dicho que “a nuestros campesinos apodamos magos, porque sus antecesores adoraban a Magec, y aún bromean a los de Arafo llamándolos cancos y preguntándoles si van a Chiguergue a buscar el Sol, porque así denominan a sus sacerdotes, que iban diariamente adornados de flores, tocando tamboriles y flautas, a saludar a Achaman”.

Hijas e hijos del sol somos y esperamos con hambre de sol el verano para sentir en toda la piel la energía vital, y recargarnos. “Ponernos las pilas”, decimos. Pero ¿es este el mismo sol de todos los veranos? ¿no es acaso más peligroso, más feroz cada año? ¿es el sol el que cambia o somos nosotros los que andamos trastocándolo todo, al haber convertido la avaricia y la usura en reglas de nuestra existencia colectiva? Si hemos ido matando la sombra de nuestros bosques y nuestros palmerales, convertido nuestras ciudades en monturrios de bloques pelados, ¿habremos de quejarnos de que el fuego del sol nos alcanza rabioso?

Yo creo que este es el mismo sol de siempre, cuyos cambios son muy despaciosos para la cortedad de la vida humana, y que seguimos teniendo con él deudas de gratitud. Y que debemos darle la bienvenida ahora en puertas de la estación solar, en la llegada del verano.

Dentro de pocas noches llegará la más corta del año. La noche del Solsticio de Verano, de San Juan, del Beñesmen... como quieran. Contaban los antiguos, que en la amanecida de esa noche podía verse bailar al sol sobre la raya del horizonte:

“Yo vide bailar el sol
la mañana de San Juan
Y ahora veo en el terrero
a dos hermanos bailar.”


Y dicen también, que en ese amanecer, si se afina la vista, pueden verse los contornos de la isla de San Borondón, la isla soñada, la mítica isla, el territorio móvil de nuestra utopía. Afinemos la vista pues, y el corazón, para que nos baile con este sol de verano que recibimos hoy en este balcón solar."


Y ya está. Lo dicho, en cuento tenga alguna decente, podré aquí fotos del balcón.

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