Madrid, 11 de Marzo de 2004
Los asesinos, en su vertiginoso descenso a la abyección más pura, han puesto cuatro bombas en trenes cargados de trabajadores y trabajadoras, a la hora en que se dirigían a sus puestos de trabajo, a ganarse la vida. Más de 70 ciudadanos han muerto. Que la Justicia de la democracia los persiga hasta donde se encuentren, y que la marca de esta verguenza criminal señale para siempre a los asesinos y a sus promotores. No olvidaremos este día.
Los asesinos, en su vertiginoso descenso a la abyección más pura, han puesto cuatro bombas en trenes cargados de trabajadores y trabajadoras, a la hora en que se dirigían a sus puestos de trabajo, a ganarse la vida. Más de 70 ciudadanos han muerto. Que la Justicia de la democracia los persiga hasta donde se encuentren, y que la marca de esta verguenza criminal señale para siempre a los asesinos y a sus promotores. No olvidaremos este día.
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