Islas en la Red

16.2.04

Pantani

Con este post va a salir a la luz uno de mis vicios confesables, ahí va:

Yo vi como la niebla se abría, y la lluvía lo coronaba allá en Les Deux Alpes, en 1998. El Tour estaba programado para que Jan Ulrich repitiera victoria y confirmara los vaticinios de quienes veían en él al nuevo Indurain: un poder absoluto en La Carrera, contra el que toda resistencia o rebeldía era inútil. Pero cuando pegó a llover en Los Alpes y las carreteras se retorcieron como serpientes enloquecidas, Marco Pantani decidió romper el guión, y atacó de lejos, un ataque de los que dejaron de verse en el ciclismo profesional cuando la generación de Merckx, Fuente y Ocaña se retiró, y el ataque dejó una fila de muertos tras su estela. Descendió enloquecido, y cuando la carretera volvió a a elevarse, Pantani echo a volar entre la niebla y la lluvia, y ganó el Tour, y el invencible Ulrich llegó arrastrándose rodeado de corredores de su equipo, tan muerto que todavía anda tratando de resucitar. Y Pantani se hizo leyenda. Después las trampas de la vida, y del extraño negocio que es el ciclismo: el robo del Giro del 2000 un día antes de su clausura, por un doping del que se le declaró inocente dos años más tarde: muy tarde tal vez, porque Marco no volvió nunca a ser Pantani, el que reventó a nuestro Indurain en el Mortirolo en el Giro del 96, el de Les Deux Alpes. Ayer apareció muerto en una habitación de hotel, con treinta y cuatro años. Si es que de veras pueden morir las leyendas. Salud Pirata, que la tierra te sea leve.