Islas en la Red

3.3.04

Un cuaderno

Hoy tuve que ir a comprar un cuaderno, de estos de tapas semiduras y espiral, porque el que empecé a usar a primeros de marzo de 2003 ya está completo. No cabe nadita más. Podrá parecerles una bobería, pero estoy muy orgulloso de este machucado cuaderno de notas que ha ido de marzo a marzo, porque es la primera vez que soy capaz de disciplinarme de esas maneras. De antemano he renunciado a diarios o dietarios de profundo contenido, porque uno se acaba conociendo con lo años y ya he aprendido que yo no trabajo así. En este viejo cuaderno queda constancia de un año rico de encuentros sabrosos, como con Antonio Orihuela, o Enrique Falcón,o, muy recientemente con Eladio Orta. También está ahí la presentación de "Tatuajes" y mi descubrimiento de la blogosfera. De hecho, 2003 fue el año en que se reencarnaron estas Islas en la Red, sobre los restos de otros proyectos, y eso no hubiera sido posible sin la flexibilidad que la bitácora ofrece como sistema. Pero, es más, he descubierto la bitácora como generadora de comunidad, y es una de las alegrías mayores del año. Ya lo sé, soy un novatillo con su juguete nuevo... pero qué lindo es.

Y también quedan en este cuaderno del que hoy me despido, señales de encuentros especialmente fructíferos, con George Stenier, del que aquí recojo la siguiente nota, extraída de sus "Gramáticas de la creación": "Antes que Homo sapiens somos Homo quaerens, un animal que no deja de preguntar", con Roberto Juarroz:

"La ausencia de la palabra
es un largo signo menos
que se desprende de su cifra"
(Poema 11 de Quinta Poesía Vertical)


con Gelman, como siempre ("De la tierra de nadie el exiliado partirá"), y con Paul Celan y su biógrafo John Felstiner, qué se yo... Otra cosa que he descubierto es que en este mundo de teclados y "devices" portátiles (más o menos), pocas cosas superan en eficacia a un ligero bolígrafo y un cuaderno. Esto sin hablar de la recuperación del placer del gesto de escribir.

Ojalá que el próximo cuaderno (he comprado uno más livianito, eso sí) me acompañe por caminos, al menos igual de enriquecedores que este que ahora pongo en su rincón.


un cuaderno como otro cualquiera