Islas en la Red

12.11.03

Remedando a Cesaire

Aquí van unas notas sobre un breve retorno al país natal. Estos días estuve en Cádiz, por motivos familiares de los buenos, la boda de mi hermana. Quienes me conocen saben que soy un isleño nacido en Cádiz. Leí una acertada frase de Antonio Burgos en la que decía que un gaditano puede permitirse nacer en cualquier parte. La otra cara de la moneda es que los gaditanos asumimos como propias nuestras patrias de acogida con amor y sinceridad. Debe ser cosa de la civilización trimilenaria. O inteligencia natural. Qué sé yo. Hacía al menos 20 años que no estaba en Cádiz en otoño, y tiene razón Rafael Marín Trechera cuando dice preferir el otoño como su estación favorita en Cádiz. La playa Victoria muestra un abandono romántico, de playa norteña, y dar una vuelta por el casco antiguo te sitúa en el siglo XIX: encuentros en las esquinas de conspiradores y revolucionarios refugiados camino de América. En ese Cádiz recaló Secundino Delgado tras su periódo en las cárceles españolas acogido por Fermín Salvochea, un anarquista de leyenda, médico, que asumió la dirigencia del Cantón.

Tuve la oportunidad de entrar en la librería Quorum, cuya web está en obras. Es una acogedora librería, que, además, mantiene una activa dinámica editorial, especialmente en poesía. Este tipo de iniciativas brotadas en la periferia sorprenden e iluminan. Aquí tienen una foto de Quorum, en la Calle Ancha:


Quorum



Otra de las sorpresas del viaje se la debo a mi recién inaugurado cuñado, que gestionó la presencia en la boda de una chirigota. Ver una chirigota gaditana en directo es toda una experiencia. Es ingenio y mala leche, popular y rabiosamente independiente, pura adrenalina social que muestra la viveza de la sociedad gaditana. Lo que se ve en la tele es un pálido reflejo.

Quizás fuera también una impresión superficial, pero me parecíó que hay una amplia oferta cultural: Festival iberoamericano de teatro, el mítico festival Alcances, las revistas "Caleta" y "Atlántica"... Me da por comparar y cada vez tengo más claro que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que vivo, amo y sufro, padece una profunda"Soriasis" en su fase terminal. A ver si termina de verdad.