Recapitulando
Quiero volver sobre un par de mis ultimos mensajes, uno dedicado al IV Congreso Internacional de la Lengua, y otro al poeta Enrique Falcon, ambos bastantes recientes.
Cuando fui siguiendo las reseñas del Congreso de Lengua celebrado en Valladolid bajo el título de "Poesía Necesaria", especialmente la que registraba el acto de cierre, y se hablaba de una "generación del entendimiento y el diálogo" entre las diferentes corrientes poéticas, produje un mensaje bastante apacible, que quiero matizar con un par de cuestiones, una vez repasada con más cuidado la lista de participantes del Congreso.
La primera reflexión tiene que ver con Canarias y los poetas canarios. Hay unos problemas ópticos permanentes entre Canarias y los territorios peninsulares en general y en literatura y poesía en particular. Desde la península, simplemente, Canarias no se ve, más allá de una vaga imagen playera, olvidada de inmediato. Es sorpredente que participe en un congreso de estas características hasta una poeta sefardí, como Margalit Matthialu, y no participen poetas isleños, en plena actividad creativa y con un amplio reconocimiento crítico, tales como Eugenio Padorno (recogido en la polémica antología "Las Insulas Extrañas"), Lázaro Santana, Arturo Maccanti (reciente premio Canarias de literatura), Rafael Arozarena, Andrés Sánchez Robayna... Simplemente la ignorancia respecto a la rica tradición poética de las islas es abismal, y no parece haber interés por modificiar esta situación/actitud. La poesía canaria, la primera actividad social de las islas que descubrió el potencial de su posición geográfica e imaginativa, como encrucijada de tres continentes, tiene una alta tradición, inaugurada por Bartolomé Cairasco de Figueroa y Antonio de Viana, receptora y transformadora del modernismo con Tomás Morales y Alonso Quesada, conectada con las vanguardias europeas en tiempos de "Gaceta de Arte" y la exposición internacional surrealista en Tenerife, con la presencia de Breton y Benjamin Peret, atípica receptora del existencialismo a través de la extraordinaria y doblemente aislada experiencia del grupo fetasiano, atenta a las corrientes de la poesía latinoamericana y las nuevas vanguardias... Esa actitud abierta y atrevida, esa actitud vanguardista que se haya en elcorazón de la mejor poesía canaria, nos vacunó de la ñoñez de la "Poesía de la Experiencia", y de sus aún peores, simplones discursos teóricos alrededor del "sentido común" y la poesía.
Pero hay otro defecto óptico, que va de las islas a la península. Precisamente, ese, hablar de la "península" como de un todo compacto, uniforme y plano, con centro en Madrid. Es frecuente, desde esa visión, perder los matices, no detectar la riqueza de voces que un territorio tan variado cultural y socialmente ofrece. En esa miopía caí yo durante varios años, identificando sin detenerme mucho en ello, toda poesía española nueva con la "poesía de la experiencia", descartando lecturas antes de empezarlas, pecado capital de pereza y, peor aún, de autocomplacencia.
Porque había, hay, otras voces, perífericas tal vez, pero cada vez más claras y expresivas, presentando alternativas al quehacer poético español desde hace varios años. A algunos de estos autores se les ha encuadrado bajo una nueva etiqueta de "poetas de la conciencia crítica", y ya dije en el mensaje anterior que esta denominación no acababa de gustarme. Por rimbombante. También por poco significativa. Me explico: es de esperar que toda persona, incluso si se dedica a la poesía, tenga conciencia. Es posible también que los y las poetas tengan una conciencia crítica frente a la realidad, pero creo que esa conciencia crítica puede expresarse de muy diferentes maneras, incluída la evasión radical frente a la nada cotidiana. Se me ocurre un nombre que tal vez se ajuste más a lo que escriben poetas como Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Antonio Orihuela, Mendez Rubio, entre otros y otras. Yo lo llamaría, y ofrezco gratuitamente la etiqueta como "poetas o poesía del conflicto". La diferencia que los agrupa, desde sus muy personales voces, frente al "tono general", es que estos poetas apalabran el conflicto, y el conflicto protagoniza buena parte de su obra poética; el conflicto social, el conflicto territorial, el conflicto migratorio, el conflicto ecológico... Para estos poetas el conflicto es uno de los centros de su inspiración poética, de su obra y de su vida cotidiana, lo asumen yse posicionan. Lo dicho señores/as, aquí les dejo la etiqueta por si es de su gusto.
Pues bien, de estos tampoco había ni uno en el mencionado Congreso de la Lengua. No es de extrañar que se hablara de "generación del diálogo", diálogo a la española, del de toda la vida, si no entras por mi aro, simplemente nio existes. �Lo entendiste?
Vaya, el otro día estaba yo tan conciliador y hoy tan cañero. deben ser los 40 años que acabo de cumplir, que me están incrementando el nivel de mala leche...
Quiero volver sobre un par de mis ultimos mensajes, uno dedicado al IV Congreso Internacional de la Lengua, y otro al poeta Enrique Falcon, ambos bastantes recientes.
Cuando fui siguiendo las reseñas del Congreso de Lengua celebrado en Valladolid bajo el título de "Poesía Necesaria", especialmente la que registraba el acto de cierre, y se hablaba de una "generación del entendimiento y el diálogo" entre las diferentes corrientes poéticas, produje un mensaje bastante apacible, que quiero matizar con un par de cuestiones, una vez repasada con más cuidado la lista de participantes del Congreso.
La primera reflexión tiene que ver con Canarias y los poetas canarios. Hay unos problemas ópticos permanentes entre Canarias y los territorios peninsulares en general y en literatura y poesía en particular. Desde la península, simplemente, Canarias no se ve, más allá de una vaga imagen playera, olvidada de inmediato. Es sorpredente que participe en un congreso de estas características hasta una poeta sefardí, como Margalit Matthialu, y no participen poetas isleños, en plena actividad creativa y con un amplio reconocimiento crítico, tales como Eugenio Padorno (recogido en la polémica antología "Las Insulas Extrañas"), Lázaro Santana, Arturo Maccanti (reciente premio Canarias de literatura), Rafael Arozarena, Andrés Sánchez Robayna... Simplemente la ignorancia respecto a la rica tradición poética de las islas es abismal, y no parece haber interés por modificiar esta situación/actitud. La poesía canaria, la primera actividad social de las islas que descubrió el potencial de su posición geográfica e imaginativa, como encrucijada de tres continentes, tiene una alta tradición, inaugurada por Bartolomé Cairasco de Figueroa y Antonio de Viana, receptora y transformadora del modernismo con Tomás Morales y Alonso Quesada, conectada con las vanguardias europeas en tiempos de "Gaceta de Arte" y la exposición internacional surrealista en Tenerife, con la presencia de Breton y Benjamin Peret, atípica receptora del existencialismo a través de la extraordinaria y doblemente aislada experiencia del grupo fetasiano, atenta a las corrientes de la poesía latinoamericana y las nuevas vanguardias... Esa actitud abierta y atrevida, esa actitud vanguardista que se haya en elcorazón de la mejor poesía canaria, nos vacunó de la ñoñez de la "Poesía de la Experiencia", y de sus aún peores, simplones discursos teóricos alrededor del "sentido común" y la poesía.
Pero hay otro defecto óptico, que va de las islas a la península. Precisamente, ese, hablar de la "península" como de un todo compacto, uniforme y plano, con centro en Madrid. Es frecuente, desde esa visión, perder los matices, no detectar la riqueza de voces que un territorio tan variado cultural y socialmente ofrece. En esa miopía caí yo durante varios años, identificando sin detenerme mucho en ello, toda poesía española nueva con la "poesía de la experiencia", descartando lecturas antes de empezarlas, pecado capital de pereza y, peor aún, de autocomplacencia.
Porque había, hay, otras voces, perífericas tal vez, pero cada vez más claras y expresivas, presentando alternativas al quehacer poético español desde hace varios años. A algunos de estos autores se les ha encuadrado bajo una nueva etiqueta de "poetas de la conciencia crítica", y ya dije en el mensaje anterior que esta denominación no acababa de gustarme. Por rimbombante. También por poco significativa. Me explico: es de esperar que toda persona, incluso si se dedica a la poesía, tenga conciencia. Es posible también que los y las poetas tengan una conciencia crítica frente a la realidad, pero creo que esa conciencia crítica puede expresarse de muy diferentes maneras, incluída la evasión radical frente a la nada cotidiana. Se me ocurre un nombre que tal vez se ajuste más a lo que escriben poetas como Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Antonio Orihuela, Mendez Rubio, entre otros y otras. Yo lo llamaría, y ofrezco gratuitamente la etiqueta como "poetas o poesía del conflicto". La diferencia que los agrupa, desde sus muy personales voces, frente al "tono general", es que estos poetas apalabran el conflicto, y el conflicto protagoniza buena parte de su obra poética; el conflicto social, el conflicto territorial, el conflicto migratorio, el conflicto ecológico... Para estos poetas el conflicto es uno de los centros de su inspiración poética, de su obra y de su vida cotidiana, lo asumen yse posicionan. Lo dicho señores/as, aquí les dejo la etiqueta por si es de su gusto.
Pues bien, de estos tampoco había ni uno en el mencionado Congreso de la Lengua. No es de extrañar que se hablara de "generación del diálogo", diálogo a la española, del de toda la vida, si no entras por mi aro, simplemente nio existes. �Lo entendiste?
Vaya, el otro día estaba yo tan conciliador y hoy tan cañero. deben ser los 40 años que acabo de cumplir, que me están incrementando el nivel de mala leche...
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