Y más extraña lengua
El lunes 20 asistí a un acto cultural. Sí señor. El que suscribe. Y aquí estoy, sin que me haya pasado nada después de tanto tiempo de no asistir a este tipo de actividades.Ya se sabe: la paternidad ayuda a crecer, pero también genera limitaciones. El acto en cuestión, que tuvo la suerte de contar con el hito de mi asistencia (es broma) fue la presentación de la colección "Y más extraña lengua", por parte de sus promotores, Daniel Barreto y Jose Miguel Perera. Esta nueva iniciativa editorial se ha estrenado publicando dos libros a la vez, con valentía y ambición: uno de un autor reconocido, Jorge Rodríguez Padrón, con una extraordinaria "Conversación en dos días de otoño", en torno a la figura de Ossip Mandelstan,?y un poemario de uno de los editores, José Miguel Perera, "Trenistenla es venida".
La presentación contó con el padrinazgo de Eugenio Padorno, mentor y animador de un excelente grupo de nuevos filólogos inquietos, y de Juan Jiménez, ambos poetas de largo recorrido.
En su presentación de la colección, Eugenio Padorno se remontó a las primeras colecciones de poesía canarias tras la guerra civil, en los años 50, y de alguna manera respondió a una duda alrededor de la que andaba yo estos últimos días. ¿Porqué los libros de poesía editados en Canarias suelen ser delgados, y las obras de tamaño pequeño (30-50 poemas, menos a veces)...? ¿Nos falta aliento para desarrollar los tochos con los que nos "regalan" ciertos poetas penínsulares que con 45 años presentan un tomo de obras completas de 500 o más páginas, demostrando tanta capacidad de trabajo como falta de rigor autocrítico? Padorno comentó que aquellas viejas colecciones no debían superar los 300 ejemplares y un cierto número de páginas, para no tener que pasar por la censura de las autoridades franquistas de Madrid, pudiendo recibir el visto bueno de su publicación en Canarias, por parte de autoridades supuestamente más benévolas o menos preocupadas por la literatura como arma subversiva... ¿Viene de ahí? ¿Viene de la falta de presupuesto para realizar ediciones más ambiciosas...? Contra esta posibilidad están los breves e intensos poemarios de los surrealistas canarios anteriores al golpe fascista, como "Transparencias fugadas" de Pedro García Cabrera, o "Enigma del invitado", de Emeterio Gutierrez Albelo. Tal vez la necesidad de la contención expresiva sea una característica de la mejor poesía canaria... no lo sé.
Daniel Barreto, uno de los motores de la colección, hizo una presentación decidida, que explicaba su curioso nombre "Y más extrana lengua", procedente de una obra del poeta fundador en Canarias, Bartolomé Cairasco de Figueroa en su obra "Comedia del Recibimiento". Extraña lengua desde la lejanía de su fuente original, extraña en cuanto su ubicación, en un territorio pequeño, fragmentado y disperso que duda de su propia condición, que tiene dificultades para expresarse.
Reconozco que acudí esperando encontrar a los exquisitos habituales levitando sobre la tierra, tratando de evitar cualquier manchurrón, y me encontré con un grupo de jóvenes, que desde la tradición de la innovación poética, que es otra de las características de la mejor poesía isleña, no dejan de preguntarse sobre su relación, como poetas, con el espacio físico y social en que viven. Muy estimulante.
Leyó poemas de su obra José Miguel Perera. Es una obra difícil, complicada de leer y que requiere sentarse frente a ella y echarle una lucha, pero en la lectura tampoco ayudó, dicho esto con todo cariño, Jose Miguel. Cuando leí en casa el primer bloque de poemas, me sorprendió su ritmo y su extraña legibilidad. Los poemas sonaron en mi cabeza mucho mejor que lo que me parecieron al escucharlos. Es normal. Leer los poemas propios es a veces más difícil que afrontar los ajenos.
Los poemas de José Miguel están cargados de tensión, y de una oralidad en conflicto, como suena a veces el castellano en boca de los isleños del interior. Esta tensión triza las palabras, que rebotan como sobre un cuero de tambor. Uno de los asistentes al acto comentó, tirando de la referencia a Cairasco y su "Comedia del recibimiento", que tal vez un Doramas (un lider aborigen canario, muerto durante la guerra de conquista) redivivo hablaría el castellano de la manera musical y contradictoria de los poemas de José Miguel. Me pareció que no estaba traído por los pelos.
Aquí tienen el primer poema de Trenístenla es venida. Traten de leerlo en voz alta, y déjense llevar por el ritmo inicialmente. Busquen las pistas después:
Tirante, viento tente
al cuerpo nuestro,
que ahora sí, huye
isla tan impulso
hacia estados de rectitud incierta.
El individuo crede
preterido o retirado,
dentre el hueco huero de la luz,
vetusto y presente,
redondeado de mar.
El lunes 20 asistí a un acto cultural. Sí señor. El que suscribe. Y aquí estoy, sin que me haya pasado nada después de tanto tiempo de no asistir a este tipo de actividades.Ya se sabe: la paternidad ayuda a crecer, pero también genera limitaciones. El acto en cuestión, que tuvo la suerte de contar con el hito de mi asistencia (es broma) fue la presentación de la colección "Y más extraña lengua", por parte de sus promotores, Daniel Barreto y Jose Miguel Perera. Esta nueva iniciativa editorial se ha estrenado publicando dos libros a la vez, con valentía y ambición: uno de un autor reconocido, Jorge Rodríguez Padrón, con una extraordinaria "Conversación en dos días de otoño", en torno a la figura de Ossip Mandelstan,?y un poemario de uno de los editores, José Miguel Perera, "Trenistenla es venida".
La presentación contó con el padrinazgo de Eugenio Padorno, mentor y animador de un excelente grupo de nuevos filólogos inquietos, y de Juan Jiménez, ambos poetas de largo recorrido.
En su presentación de la colección, Eugenio Padorno se remontó a las primeras colecciones de poesía canarias tras la guerra civil, en los años 50, y de alguna manera respondió a una duda alrededor de la que andaba yo estos últimos días. ¿Porqué los libros de poesía editados en Canarias suelen ser delgados, y las obras de tamaño pequeño (30-50 poemas, menos a veces)...? ¿Nos falta aliento para desarrollar los tochos con los que nos "regalan" ciertos poetas penínsulares que con 45 años presentan un tomo de obras completas de 500 o más páginas, demostrando tanta capacidad de trabajo como falta de rigor autocrítico? Padorno comentó que aquellas viejas colecciones no debían superar los 300 ejemplares y un cierto número de páginas, para no tener que pasar por la censura de las autoridades franquistas de Madrid, pudiendo recibir el visto bueno de su publicación en Canarias, por parte de autoridades supuestamente más benévolas o menos preocupadas por la literatura como arma subversiva... ¿Viene de ahí? ¿Viene de la falta de presupuesto para realizar ediciones más ambiciosas...? Contra esta posibilidad están los breves e intensos poemarios de los surrealistas canarios anteriores al golpe fascista, como "Transparencias fugadas" de Pedro García Cabrera, o "Enigma del invitado", de Emeterio Gutierrez Albelo. Tal vez la necesidad de la contención expresiva sea una característica de la mejor poesía canaria... no lo sé.
Daniel Barreto, uno de los motores de la colección, hizo una presentación decidida, que explicaba su curioso nombre "Y más extrana lengua", procedente de una obra del poeta fundador en Canarias, Bartolomé Cairasco de Figueroa en su obra "Comedia del Recibimiento". Extraña lengua desde la lejanía de su fuente original, extraña en cuanto su ubicación, en un territorio pequeño, fragmentado y disperso que duda de su propia condición, que tiene dificultades para expresarse.
Reconozco que acudí esperando encontrar a los exquisitos habituales levitando sobre la tierra, tratando de evitar cualquier manchurrón, y me encontré con un grupo de jóvenes, que desde la tradición de la innovación poética, que es otra de las características de la mejor poesía isleña, no dejan de preguntarse sobre su relación, como poetas, con el espacio físico y social en que viven. Muy estimulante.
Leyó poemas de su obra José Miguel Perera. Es una obra difícil, complicada de leer y que requiere sentarse frente a ella y echarle una lucha, pero en la lectura tampoco ayudó, dicho esto con todo cariño, Jose Miguel. Cuando leí en casa el primer bloque de poemas, me sorprendió su ritmo y su extraña legibilidad. Los poemas sonaron en mi cabeza mucho mejor que lo que me parecieron al escucharlos. Es normal. Leer los poemas propios es a veces más difícil que afrontar los ajenos.
Los poemas de José Miguel están cargados de tensión, y de una oralidad en conflicto, como suena a veces el castellano en boca de los isleños del interior. Esta tensión triza las palabras, que rebotan como sobre un cuero de tambor. Uno de los asistentes al acto comentó, tirando de la referencia a Cairasco y su "Comedia del recibimiento", que tal vez un Doramas (un lider aborigen canario, muerto durante la guerra de conquista) redivivo hablaría el castellano de la manera musical y contradictoria de los poemas de José Miguel. Me pareció que no estaba traído por los pelos.
Aquí tienen el primer poema de Trenístenla es venida. Traten de leerlo en voz alta, y déjense llevar por el ritmo inicialmente. Busquen las pistas después:
Tirante, viento tente
al cuerpo nuestro,
que ahora sí, huye
isla tan impulso
hacia estados de rectitud incierta.
El individuo crede
preterido o retirado,
dentre el hueco huero de la luz,
vetusto y presente,
redondeado de mar.
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