Navegando islas y silogismosGermán Machado, desde su espacio
[su]ur[g]ente, en
Libro de Notas, realiza una reflexión sobre la tensión fragmentación - integración en la poesía actual latinoamericana, partiendo de dos citas de las que arrancó una
entrada de estas Islas. Esas referencias eran las siguientes:
"Intentar no seguir hablando el lenguaje
del poder, aun a costa de que se nos desgarre
la boca en el empeño"
Jorge Riechmann
"y hablar entonces con fragmentos,
hablar con pedazos de palabras,
ya que de poco o nada ha servido
hablar con las palabras enteras"
Roberto Juarroz
Germán plantea un silogismo que parte de dos premisas que ve desprenderse de ambas citas:
Premisa 1: El poder (el dominador) habla de un modo integrado.
Premisa 2: El anti-poder (la alteridad u oposición al poder) habla de un modo fragmentario.
Conclusión: Para hablar de un modo alternativo (en actitud de resistencia frente) al modo en que habla el poder hay que hacerlo con fragmentos (Juarroz propone hablar con pedazos de palabras y Riechmann asume la posibilidad de que se nos desgarre la boca en el intento).
y seguidamente cuestiona que el poder hable, en estos tiempos, un lenguaje integrado, describiendo cómo el manejo de una complejidad creciente ha hecho que el sistema capitalista haya asumido una multiplicidad de códigos, algunos de los cuales, surgieron incluso contra él, aumentando cada vez más su capacidad de asimilación, de lo que se deriva un cada vez menor espacio para el desarrollo de un arte (o de una poesía) capaz de alterar, desordenar, ofrecer alternativas a un discurso basado en la lógica de la dominación y el beneficio. Tras ello, Germán traza un mapa o un cuadro de posiciones de las diferentes actitudes poéticas vigentes (dentro de un panorama extraordinariamente heterogeneo) en relación con esa línea, esa tensión fragmentación-integración.
Estando bastante de acuerdo con la presentación que realiza Germán, hasta donde llegan mis humildes bases críticas (y no es falsa modestia, sino lo que hay), me gustaría realizar algunas matizaciones, que tal vez enreden aun más el ya enredado panorama que Germán presenta. Vamos allá.
La primera cuestión es la del poder como emisor de un lenguaje dominante. Tal vez sea por mi pertenencia a un espacio fragmentario y periférico, pero yo percibo que tal vez sea más correcto hablar de "poderes" que de "poder", de hecho, muchos de los conflictos que estamos viviendo en estos tiempos lo son de poderes que, a diferente nivel, y con distinta intensidad se enfrentan utilizando en ocasiones a los poetas y artistas como armas, no sé si de destrucción masiva, pero desde luego arrojadizas. Junto al gran poder económico que solemos identificar bajo conceptos como "sistema", "imperialismo" o globalización neoliberal", hay cientos de poderes corporativos, locales, etc. poderes que podríamos llamar "pequeños" o "cercanos" que también emiten discursos legitimadores de su presencia, cercanos y pequeños poderes capaces de crear grandes infiernos, y uno de los dramas de poetas e intelectuales ha sido el actuar en ocasiones como cómplices de algunos de estos "pequeños poderes", con el fin o con la justificación de enfrentarse al "gran poder" económico o imperial dominante. Hay palabras que deberían constituir un mantra de todo poeta o artista actual antes de hacer dejación de su actitud crítica frente a los poderes cercanos, un mantra tipo
"Sarajevo, Zbrenica, Ruanda..." y tantos otros lugares donde la matanza había sido previamente decorada y justificada por los poetas. Esta es una reflexión a la que muerdo y remuerdo todos los días...como se nota también en esta
entrada reciente.
De esta multiplicidad de poderes, el poeta, y cualquier persona normal, recibe una cacofonía intensa que aplasta todo sonido "otro", como el que surge de cualquier arte crítico. El sonido del poder es dominante por aplastamiento. Y utiliza todas las herramientas a su alcance: lenguajes integrados, fragmentarios y lo que se tercie. En
"Una morada en el aire",
Jorge Riechmann cuenta como un publicista le llamó para proponerle usar un poema suyo para un anuncio... los publicistas son la vanguardia del discurso del poder (de los poderes), y son muy buenos y profesionales.
Porque de toda la cacofonía que emiten los distintos poderes que nos tratan de comprar a la vez, se deriva un tono común, un mensaje unitario: la consideración de las relaciones humanas como una cuestión de dominación de unos/as sobre otros/as, y de obtención de un beneficio... cuando de una relación humana no se deriva ni beneficio ni dominación, lo que procede es la eliminación (física inclusive, si la presencia pasa a ser molesta) del otro.
Y bien, los artistas y poetas que tratan a través de sus modestas obras de construir un lenguaje liberado de la lógica de la dominación y el beneficio, lenguaje necesario para que alguna vez sea posible una realidad liberada de dichas lógicas, no creo que nos planteemos la fragmentación como una herramienta que nos ayude a dar con ese lenguaje liberado, sino que nos la encontramos como un hecho, como casi lo único que nos queda a riesgo de los desgarrones en la boca,
"ya que de poco o nada ha servido / hablar con las palabras enteras".La cita de Riechman me dio en su día pie a un poema que enlazaba esa imagen de boca herida y desgarrada de tratar de hablar distinto del poder, con la leyenda isleña de los deslenguados. Muy resumidamente: cuando los primeros conquistadores arribaron a la isla de la Gomera (una de las Canarias Occidentales) se encontraron conque sus habitantes hablaban un extraño lenguaje
"hablado con los besos" (los labios): un lenguaje silbado. Según se decía, el origen de esta
"extraña lengua" que aun se usa en La Gomera, estaba en que los habitantes de la isla habían sido confinados allí desde el cercano continente africano por un rey local o por los romanos (según versiones) para castigar su rebelión, y que, junto con el exilio, se les castigó cortándoles la lengua. La imagen del poeta como "deslenguado", como persona con la lengua cortada, herido de lengua, que trata de construir un lenguaje alternativo al de los poderosos, un lenguaje liberado(r) me parece muy potente.
Y este era un poco el sentido de las dos citas que se me cruzaron casi a la vez por el camino, como destinadas a encontrarse y complementarse.
No sé lo que esto aporta al mapa de Germán, en el que, además reconozco que me pierdo un poco, más por carencias teóricas propias que otra cosa. Creo que el canon poético dominante se basa más en una serie de prohibiciones o tabues que en una estética preponderante propiamente dicha, o en la dominación de un "estilo" (aunque también). Quiero decir que tengo la sensación de que las tendencias estéticas son inercambiables y asumibles sin problemas por los "fabricantes de cánon", por quienes tienen poder (otra vez la palabrita) para ello, siempre que sus filos no corten, que no cuestionen o muestren lo que no debe mostrarse o cuestionarse. Seguramente esto sea una simplificación brutal;para evitar incurrir en ese vicio personal, leo muy atentamente todo lo que German escribe. Seguiré tratando de margullar en las pozas que señala con su vista de lince...siempre se encuentran uno o varios brillantes camarones, casi transparentes, con los que disfrutar un rato. Con los que pararse a pensar.