Islas en la Red

29.9.03

Arden las pérdidas.

Acabo de terminar "Arden las Pérdidas", último poemario de Antonio Gamoneda. Es difícil comprender, y demuestra las orejeras críticas existentes, que se haya podido decir que Gamoneda es un poeta de corte "irracionalista", cuando, desde mi punto de vista, es de un realismo radical, en el sentido de que genera imágenes que nos ponen ante las realidades de nuestra vida con toda su fuerza y crudeza. Si alguien ha vivido la experiencia de ver deshacerse un ser querido en una cama de hospital, lenta y penosamente, lo que es una forma de vejez sobrevenida, no necesita que le interpreten la sección que cierra la obra "Claridad sin descanso". Todo está , como su tíitulo indica, muy claro:

"Estoy soñando la existencia y es un jardín torturado. Ante
mí pasan madres encanecidas en el vértigo."

"Aún giro dentro de mí mismo aunque sé que voy a caer
en el frío de mi propio corazón"

Se trata de poesía en carne abierta, donde puede penetrarse en las heridas, ver los tejidos rasgados, los músculos seccionados.... La sección titulada "Ira" es un recuento de visiones del horror que impregnó la historia de este país, como actualmente la de otros. Pero cuando Gamoneda dice repetidamente "Vi...", parece que ese verbo lleva más allá del pasado, que es el mismo "vi"; de San Juan en "El Apocalipsis": recuerdo y premonición. Se pregunta uno si no estamos tentados como especie a dar vueltas sobre el horror, sobre nuestra ferocidad:

"Hasta los signos vienen
las sombras toruturadas

Pienso en el día en que los caballos aprendieron a llorar."


Volveré sobre "Arden las pérdidas" con más tiempo, ahora otros deberes me llaman. Hay que aguantarse.