Islas en la Red

26.4.04

Bibliotecas públicas



campaña por el préstamo libre en bibliotecas



Yo fui un chico con suerte. Nací en una familia de lectores asiduos e inteligentes, mis padres, que introdujeron a sus hijos en el maravilloso vicio de la lectura. También fui un chico de mi tiempo. Nacido en 1963, pocas economías familiares hubieran podido aguantar mi ritmo de lectura si este tuviera que haberse hecho a golpe de compras. Recuerdo que los sábados iba a la biblioteca pública a tupirme a leer comics (otro vicio cultural, qué quieren que le haga), y, cuando se hacía la una de la tarde, escogía el libro para el fin de semana. Así me casqué no sé ni cuantas novelas de Salgari, de Verne, de Rice Borroughs,, Conan Doyle, los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, qué sé yo... con los que aprendí a amar los libros, la literatura, la imaginación. Esta es mi historia, tan parecida a la de tantos y tantas de mi quinta, y, seguramente, de quintas anteriores y posteriores a la mía. Ya en Tenerife, durante el rato supuestamente dedicado al estudio, sacaba en la biblioteca libros de Quevedo, Góngora, etc... de aquella ya entonces vieja editorial "Clásicos Ebro", o poetas más modernos editados en Austral, Cátedra o en Losada. Del libre acceso a todos estos autores, a todas estas fuentes, deriva el compulsivo lector y comprador de libros en que ahora, que "a mi trabajo acudo/con mi dinero pago", me he convertido. Aun así, no dejo de añorar en ocasiones aquel ambiente de las bibliotecas... Sus silencios y sus murmullos.

Ahora resulta que se quiere aplicar una directiva comunitaria que establece el pago de un canon por el préstamo de libros en las bibliotecas. Me gustaría saber de qué enfermo cerebro falsamente economicista surgió tan "brillante" idea. Me cuesta creer que sea iniciativa de la industria editorial, porque entonces habría que pensar en que existe un sector industrial con voluntad de autodestrucción, de suicidio a medio plazo, lo que suele considerarse antieconómico. ¿Cree alguien, de verdad, que los préstamos en bibliotecas afectan negativamente al mundo editorial? ¿Cree alguien que el que un puñado de ejemplares de un libro se encuentre en una biblioteca con acceso público y gratuito, es malo para los autores? ¿A donde nos lleva esta forma de pensar que identifica libros con cajas de cereales? Es la misma doctrina que se quiere aplicar a la educación, a la salud individual y colectiva, una parte más de la privatización feroz del mundo a que nos quieren abocar. En fin, el hecho es este y, de nuevo, hay que empezar a movilizarse, a luchar por lo obvio.

Hoy, como antes, las bibliotecas son puertas democráticas no sólo de acceso a la cultura, sino promotoras también de movilidad social, y eso en particular parece ser cada vez más molesto... Hay muchas actividades alrededor del préstamo de libros en las bibliotecas: Talleres, clubs de lectura, etc, que son viveros de lectores. De esos lectores que la industria editorial necesita para sobrevivir. Colectivos, entidades públicas y personas individuales han empezado a moverse para impedir este nuevo atropello. Y es posible, porque hay soluciones jurídicas para evitarlo, como puede verse aquí y como ya han hecho en otros países europeos. Defendamos nuestras bibliotecas y su función democrática y social. Hoy mejor que mañana. Defendamos el valor social de la cultura. La cultura no nace de la nada, nace de colectividades y de personas influenciadas inevitablementepor sus correspondientes "aquí" y "ahora". La cultura no es, no puede ser, un patrimonio privado. Nos pertenece a todos porque de todos nace.. de las y los que escriben, de las y los que leen, de las y los que investigan...

Aquí está elManifiesto a favor del préstamo público de FESABID contra la implantación del canón, aquí pueden firmarlo y en esta web tienen todo un listado de enlaces relativos a la campaña contra el canón a las bibliotecas. . Actuemos. En este caso, es más un deber que un derecho.