Islas en la Red

16.7.04

Eva Vaz

Conocí personalmente a Eva Vaz en el encuentro de poetas de Moguer del fin de semana pasado, del que ya les he hablado. De Eva tenía noticia previa por dos de sus poemas recogidos en la antología "Poesía y Realidad" editada con ocasión del anterior encuentro. Contra lo que es mi costumbre habitual, soy del tipo tímido, una vez que me dijeron quien era la abordé sin más rodeos para comentarle lo que me habían gustado sus poemas. Eva, con la naturalidad conque se deja una caja de fósforos a alguien necesitado de encender un cigarro, sacó de su bolso (uno de esos increíbles bolsos femeninos, donde prácticamente cabe el planeta) tres de sus libros y me los dio. Y, con ello, me obligó a dormirme más tarde de lo que había previsto, teniendo en cuenta lo que muelen los viajes.

Los poemas de Eva Vaz son artefactos cortantes. Es difícil no afrontar un poema de Eva sin acabar rasguñado, o sin un miembro menos y un sangrante muñón de recuerdo. Si es cierto eso de que la poesía busca lo inefable o lo inexpresable, como gustan decir algunos exquisitos, desde luego eso es lo que hace Eva, enfrentarse a espacios de nuestra realidad íntima y social que son muy difíciles de expresar, o la mayoría prefiere no hacerlo: a las cosas indecibles, pero que están ahí. Eva sí que lo hace, y sus poemas, de versos cortos y afilados hablan de amor, pero no del amor como concepto, sino como esa conflictiva forma de entrechocar y dañarse que protagonizan seres humanos con flujos, humores y presiones; habla de violencia, de las relaciones de poder dentro de una pareja y dentro de una sociedad que, aunque trata de tapar sus verguenzas, tiene muy clara sus jerarquías. Y poetiza este material que es vida pulsante, desde la rabia, pero también, como resalta Luis Felipe Comendador en el prólogo de Leña, con un fuerte ingrediente de ternura hacia las víctimas, que, de alguna manera, y en diferentes niveles, somos todos y todas.

Me ha costado elegir un par de poemas para colgarlos aquí. Elegir siempre conlleva desechar, y a veces eso jode. Pero tampoco es demasiado problema en este caso. Quien quiera acercarse al mundo de Eva, puede hacerlo en su web, y allí puede acceder a sus obras publicadas: Leña (que está ya en nuestra biblioteca digital) Ahora que los monos se comen a las palomas, La otra mujer, así como a otro montón de material interesante. No le pierdan el ojo a esta chica...

Dos poemas de Leña :

ESCAYOLA

L llevaba diez años
de novia con M.
Ya tenían el piso.
En cuanto estuviera
amueblado
vivirían juntos.
Primero dos.
Luego tres.
Y luego cuatro.

A L le preguntaron
si quería poner escayola
en el piso.
L no sabía para qué servía
la escayola
M tampoco.

Pusieron la escayola.

Todo el mundo tiene
Escayola.


ESTIGMAS

Ella tenía una libreta
dónde recogía
los insultos de él.
Cuando discutían,
ella sacaba la libreta.
Él crujía los huesos
de sus manos.
Y comenzaban a insultarse.

En una de las escenas
a él no le dio tiempo
de crujirse los huesos.
Ella no escribió
nada
en la libreta

Se escribieron
las frases más contundentes
con la mano abierta.
Y las uñas.

Ella no sabe cómo
se escribe
eso
en la libreta.

Ahora pinta,
con maquillaje oscuro
sobre el estigma.
para que no
se note.

Su hijo utiliza
ahora
la libreta
para pintar casitas.

La maestra le ha dicho
que sus casitas
son muy raras.

No tienen ventanas.
Ni sol.



Leña, de Eva Vaz

9 Comments:

Publicar un comentario

<< Home